Quizá no tenga la plenitud de conocimiento que requiere expresar un pensamiento político. Pero de todas manera voy a expresarlo. Un pensamiento de una argentina, bisnieta de inmigrantes "turcos otomanos" según colocaron en sus documentos al ingresar a estas tierras. Desde ahí soy un poco de cada lugar, pero agradecida con esta tierra en que nací y le dio cobijo a mis bisabuelos. Uno palestino y otro libanés, ambos de La gran Siria, según mapas de la época. Cuando se narran historias familiares mi madre siempre nos recuerda que cuando mi abuela materna bajó del barco, se inclinó a besar la tierra que la recibía. Y nunca olvidaré esta imagen que marcó mi infancia y recuerdo hasta ahora. Es justamente en estas horas donde se deciden tantas cosas importantes, que me hallo frente a Dios y frente al mar...Un mar de sentimientos y pensamientos encontrados. De analizar circunstancias, situaciones y personas. Un reto en todos sus sentidos.
Una enorme responsabilidad.
Si bien mi humilde voto es una gota en ese mar, es "mío". Y ello, puede modificar mi vida y mi conciencia si me equivoco. Puedo eliminar jubilados, trabajos, familias enteras, de ahí la responsabilidad. Amo mi patria donde nací. Amo de donde vengo y de donde traigo mi sangre. De un imperio perdido nada menos. Así entraron mis abuelos. Y fueron estigmatizados, burlados, sin idioma, sin religión, sin trabajo, sin nada más que una tierra que abrió sus brazos para contenerlos y a la que mi agradecimiento me lleva a amar y respetar. Sin embargo, puestos de pie, gracias a sus valores religiosos y morales, salieron adelante y fueron grandes hacedores de la Argentina. Mis ancestros. Mis turcos otomanos.
Cada cual elige su destino. Sus formas de vivir y su compromiso diario con ellas. Yo elijo la dignidad, el honor y el agradecimiento que aprendí de ellos. La fuerza para la lucha. El coraje. La lealtad. Y su sentimiento "boronista".
Hoy ser boronista o peronista, es exactamente el pueblo indefenso. El abandono. La injusticia social.
A todo eso no puede sumársele mi voto irresponsable . Mi voto impensado. Sin remontarme a quien soy y cuanto le debo a este país. Donde trabajo y estudio. Donde nací. Donde tengo mi familia.
Recuerdo el 2001, mi bautismo político. Corriendo de los gases lacrimógenos. Golpeando ollas hasta la madrugada. Del brazo de mi madre bien fuerte para que el tumulto no nos separara. Así y todo en medio del caos político que se vivió y a los fuertes vientos que le sucedieron hasta la fecha, pude subsistir. Pese a la desocupación y cambios que nos obligan a hacer diariamente, que modifican nuestras estrategias de supervivencia.
A mi y a todos.
A todos los vecinos, a todos los estudiantes, a todos los empresarios, a todos los industriales, a todos los docentes, a todos aquellos que formamos este país, que sufrimos la consecuencias de los desaciertos de las políticas de quienes nos gobiernan.
A todos les digo.
Por todo lo narrado, mi voto tiene una connotación sagrada.
Y no voy a desperdiciarlo en quienes han traicionado los valores, en quienes han entregado nuestra soberanía, en quienes se han aprovechado de sus bienes. En quienes trafican nuestra esperanza y bloquean nuestro futuro. A quienes no les importa dejarnos desamparados, sin justicia, sin protección, sin salud, sin comida. En quienes, aprovechando nuestra indefensión, intentan introducir ideologías y valores que no nos representan como nación y violan nuestros principios sagrados, impresos en nuestra constitución.
Voto por seguir en la resistencia silenciosa de mi pueblo. En la resistencia sonora de los trabajadores en las calles.
En el reclamo doloroso de los jubilados. Voto por la mesa tendida en cada casa. Por la plena felicidad de las familias. Que Dios todopoderoso nos asista en momentos tan difíciles para todos los argentinos, obligados a mantener votos de pobreza.
Agrupación Fortaleza. General San Martín. 9 de agosto de 2019
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