Amenazados






La maraña de noticias y sucesos contados con intereses meramente políticos, deja al periodismo casi sin tinta para narrar lo irreal, lo ficticio, lo inventado. La realidad va quedando abruptamente de lado y la estrella de la selfie brilla en su mayor intensidad tratando de vender un hecho que nadie conoce sus pormenores, quienes son los protagonistas, que es de sus vidas y sus realidades concretas.

No es un mal de Argentina, es un producto de la globalización o peor del alejamiento del hombre de la verdad, por comodidad, resignación o impotencia. Los periodistas, mariposas en enormes áreas de flores que solo acceden a sus corolas. Abunda la virginidad de hechos reales, que producto de la prensa sensacionalista y el relato pasan desapercibidos. Esta realidad repercute directamente con sus efectos en aquellos que son el sujeto de la política. Las leyes merodean irrealidades que nuncan llegan a plasmarse producto que no se conocen las causas que la originan o su contexto geográfico y concreto. Suena una campanita y allá vamos por la selfie que todo lo resuelve y atrás quedan personas, realidades donde pasó la política como un aire fugaz y falaz. Los hechos están ahí. Las personas esperando, reclamando ser oídos, pidiendo soluciones que nunca llegarán porque nadie los ve. Hay un mundo para ser explorado en cada cuadra, en cada manzana, desplazamientos tectónicos que van modificando formas de vida y sentimientos, cruces de culturas que se instalan sin permisos de nadie, solo porque se los permite vivir en la realidad. Nadie ve nada. No es noticia. No es noticia la droga que sella los labios de los otrora vecinos solidarios de puertas abiertas. No es noticia, la toma de casas que rompen con barrios tranquilos, donde cada uno en libertad tuvo el derecho de elegir para desarrollarse en una paz que naufragó. Pero bajo la alfombra de la inclusión mal concebida se beneficia a los audaces, para sacarles provecho y se menosprecia al que tiene valores y se maneja con educacion y prudencia. Nadie ve los abuelos que están viviendo en la peor indigencia, abandonados a su suerte y presionados por estudios jurídicos de delincuentes con el afán de robar sus viviendas. Aysa los amenaza, Edenor los amenaza, los municipios los amenazan, Arba los amenaza, los que han tomado viviendas con total libertad en los barrios bajo la protección de políticos corruptos y otras yerbas los amenazan. Los violentan con ruidos. Alterando su tranquilidad con música a cualquier hora y a un volumen que hasta los pájaron abandonan los barrios. Amenazados. Hostigados. Perseguidos para robarles sus bienes. Atrapados por abogados que les resuelven sus problemas al solo efecto que les entreguen sus escrituras y pasen sus bienes a sus nombres. Nadie lo ve. Afectados en su dignidad de personas, sin poder vivir dignamente su vejez, porque el relato sensacionalesta y la selfie los sepultaron antes de morir. Pero nadie está decidido a bajarse de este carrousel de mentiras, porque pueden perder el tren. Entonces aparecen los otros. Los que mágicamente te prometen que se puede como otrora lo hiciera el Che Guevara. Aunque neoliberales se enarbolan con sus frases y te atrapan esta vez en la magia de sus cuentos, donde entras, porque es la única puerta que se vislumbra. _Lo voté porque necesitaba una membrana_ dijo la abuela. Quedé con ganas de responderle: _membrana necesitan ellos que en vez de corazón tienen un hueco más grande que el de tus goteras. 
A.P.

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