Estado de navidad


 
Y otra vez el árbol, los adornos, las borlas doradas y azules, la nieve inexistente y el rojo papá bueno que nos visita. 


Otra vez todo en su lugar, los silencios, las verdades, los secretos, los recelos y la envidias, danzan en las navidades al son de los villancicos y todos en paz.
Cada año creciendo el espacio entre cada uno porque nadie se atreve a decir lo que piensa.
Se aceptan calladamente los relatos de los relatores año tras año con más profundidad en sus conceptos, manipulando las luces del árbol estático de conformismo y dudas.
Y si este año se los digo?
Cuando estemos reunidos, les digo _que me lastima la hipocrecía de sostener un universo falso, que eso no es la familia, no somos nosotros, no ayuda a nadie.
Pero, valdrá la pena?, de todas formas me odiarán, me reprocharán haber arruinado la magia navideña donde nadie es el que es. Donde somos todos extraños.
Así transcurre la noche, con cada tintineo de copas me digo, si supiera...si alguien le dijera la verdad en honor a la navidad... en vez de sentir el poder sobre alguien inocente como la paloma de la paz.
Callamos, continuamos, la voz interior, brota en los ojos de todos, que esquivan sus miradas para no ser descubiertos.
Al fin de cuentas, el cuento tiene fin. Porque papá Noel, deja sus regalos y llena la bolsa de nuestras miserias, verdades, silencios y parte hasta un nuevo año.
Con los estómagos más que satisfechos, con las preguntas guardadas, con los secretos que este año tampoco nos atrevimos a revelar, nos vamos todos felicies y contentos.
Así somos, caminamos en puntas de pie porque seguimos teniendo miedo. Sospechas de quien es quien.
 Masticamos el resabio de nuestra historia reciente y nos preservamos, ocultamos, entre guirnaldas viejas de años pasados, enredadas en recuerdos que preferimos no olvidar.
Estado de navidad.
El regalo de un legado, que a mi generación,  nos está costando desatar.

A.P.A.

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